Hoy me he levantado. Es algo que hago todos los días. Creo que en toda mi vida sólo he faltado a la cita una o dos veces, siempre por un cansancio extremo causado por exigencias excesivas hacia mi persona: habitualmente alguna megajuerga.
Como iba diciendo, me he levantado, cuando terminé de ducharme, me di cuenta que el tiempo se me venía encima, no quiero decir que se derrumbaba sobre mí, más bien que llegaba tarde, así que cogí los zapatos "nuevos" que tenía que ponerme.
Bajé las escaleras corriendo, llegué cansado a la calle, por lo que a partir de ese momento fui andando, aunque rápido. Iba pensando en mis cosas cuando una extraña sensación recorrió mi pie, miré el zapato y me di cuenta que... ¡NO TENÍA SUELA!.
Llegaba tarde, ¿qué hacía?. Sólo me quedaba una solución... Llegué tarde, tuve que volver y cambiarme de zapatos.
Así he empezado el día. Lo demás ha llegado después.
No hay comentarios:
Publicar un comentario